Un trabajo interdisciplinario de María Andrea Nicoletti y Marisa Malvestitti combina el análisis histórico de las prácticas misioneras y el análisis etnolingüístico de los catecismos bilingües utilizados en el área panmapuche entre los siglos XIX y XX, abriendo un campo de estudio poco explorado en nuestro Sur común, que permite determinar continuidades y cambios en los contenidos de la imposición cultural operada entonces.
Tres artículos exploran el cada vez más frecuentado panorama de la relación entre los Estados-nación y las sociedades locales en territorios marginales –para estos casos, la Pampa y la Patagonia-. Dos de ellos lo hacen desde la perspectiva de los proyectos y sistemas educativos: el de Ana María Rodríguez, María José Billorou y Eric Morales Schmucker acerca del Territorio Nacional de La Pampa, y el de Milagros Pierini y Dina Rozas sobre la "región autárquica argentino-chilena" de la Patagonia Austral y Magallanes. En este último caso es evidente, desde la conceptualización misma del marco territorial, la interacción social existente por encima del límite internacional formal, y es interesante advertir de qué modo esa formación histórica entra en tensión con las políticas de nacionalización. El escenario pampeano es distinto, mediterráneo, pero su carácter de espacio de colonización reciente lo hace comparable y permite analizar problemas similares. El texto de Martha Ruffini y María Teresa Varela sobre la constitución del mundo político en el norte de la Patagonia aborda la cuestión desde el punto de vista de las prácticas y relaciones de poder en un territorio y un período hasta ahora poco estudiados, que las autoras proponen someter a análisis después de haber recorrido en trabajos anteriores el estudio de estructuras más amplias, sobre las cuales han hecho aportes significativos.
Continúa un trabajo de tono diferente: el de Gerardo Oviedo acerca de la lectura filosófica-histórica de un autor tan argentino como chileno –Domingo F. Sarmiento- realizada por León Dujovne, que propone, junto con su reconsideración, una serie de provocativas preguntas acerca de los sentidos del progreso y la violencia en la historia de nuestras ideas.
Finalmente, el aporte de Sol Lanteri y Victoria Pedrotta, otro esfuerzo interdisciplinario –que esta vez cruza la lectura de abundantes materiales documentales escritos con la del registro arqueológico-, nos devuelve al mundo
panmapuche y fronterizo del siglo XIX para reponer las voces de sectores sociales silenciados y simbólicamente desplazados de la hechura de su propia historia.
Las Notas de investigación dan cuenta de lo pasado –las reuniones del VIII Congreso Argentino-Chileno y el IX Seminario binacional de la serie que lleva adelante la Universidad Nacional de Cuyo-, del presente –en una valiosa nota historiográfica de Silvia Ratto acerca de lo hecho y lo por hacer en materia de investigación sobre la frontera y los contactos interétnicos en la Pampa y la Patagonia de los siglos XVIII y XIX- y del futuro –en los proyectos de la recién iniciada Universidad Nacional de Río Negro, en las relaciones chileno-bolivianas y en la historia de las relaciones internacionales-. No podía estar ausente de nuestra revista una evocación afectuosa de Carlos Mayo, fundador y alma mater de la Asociación Argentino-Chilena, que seguirá vivo en nuestra memoria y en el trabajo de sus numerosos discípulos y amigos. En el futuro seguramente compartiremos más recuerdos y reflexiones acerca de su huella entre nosotros. Las Reseñas bibliográficas también presentan esfuerzos significativos de colegas de ambos países por la comprensión de cuestiones que nos atañen a todos.
En la Encuesta sobre Revistas de Ciencias Sociales elaborada por el Centro Argentino de Información Científica y Tecnológica (CAICyT; http://www.caicyt. gov.ar) del CONICET argentino, Estudios Trasandinos figura entre las doscientas revistas más mencionadas y recibe una calificación de 7,83 puntos sobre diez, intermedia pero, por cierto, muy mejorable. En eso estamos.